
Gracias a la viajera amistad sin dobleces de Arturo, algunos de mis libros han vuelto a cruzar el Charco y australmente en esta ocasión han iniciado nuevas andaduras por tierras de tango, o sea de trágica pasión. Pocas cosas podían satisfacer más a este excritor que soy como que algunas de mis palabras tal vez se entremezclen bajo la luz de algún farol porteño en atmósferas de humo, alcohol y desamor con versos como los de "La última curda":
Lastima, bandoneón,mi corazón
tu ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron me lleva
hasta el hondo bajo fondo
hasta el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
¡Ya sé, no me digás! ¡Tenés razón!
La vida es una herida absurda,
y es todo, todo tan fugaz
que es una curda, ¡nada más!
mi confesión.
Un poco de recuerdo y sin sabor
gotea tu rezongo lerdo,
marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última curda.
Cerrame el ventanalque quema el sol
su lento caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol?...
Contame tu condena, decime tu fracaso,
Contame tu condena, decime tu fracaso,
¿no ves la penaque me ha herido?
Y hablame simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo del olvido.
¡Ya sé que te lastimo!
¡Ya se que te hago daño
llorando mi sermón de vino!
Pero es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y busca en un licor que aturda,
la curda que al final
termine la función
corriéndole un telón...
¡al corazón!
(Catulo castillo)
Gracias, amigo, qué bonito. Abrazos desde el lejano Sur (aunque ya por poco tiempo).
ResponderEliminarArturo
Por la amistad viajera sin dobleces. Brindo.
ResponderEliminarQue grande los viajes que estan haciendo tus libros. Los que yo libero viajan menos,. Me arrepentí al final, y no dejé uno en Londres. Tenías razón, pocos castellano parlantes. Creo que no habría tenido mucho futuro. Los mios, de momento, viajan por centros cormeciales, probadores, carritos de la compra...Hoy he liberado otro en El bercial. Mañana te mando foto. Un abrazo canalla.
ResponderEliminar