Mis nómadas Ruinas han hecho unas cuantas navegaciones en las últimas semanas por latitudes y paisajes tanto patrios como foráneos. Se fueron a épocas romanas en Las Médulas y le cogieron gusto al Imperio porque alargaron su travesía hasta Lutecia y, de la mano de Ángela y de Arti, hasta alcanzar otras ruinas más egregias, en concreto las de Pompeya (véase el templo de Júpiter y el Vesubio al fondo).
Sin embargo los comentarios llegan con cuentagotas, lo que puede querer significar que aquellos que encuentran el libro y lo leen se quedan tan "estupefractos" como el batracio de El Lago Somido de Las Médulas (véase la afoto), que no da crédito del ladrillo endilgado, el pobrecito. Y los otros libros liberados entre montes y árboles quién sabe si no hayan sido devorados por hambrientos jabalíes rumiando aquello de "están locos estos romanos"...
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